ESCRITORES y LIBROS:
En “El Nombre de la Rosa”, de Umberto Eco, Adso de Melk dice que a veces los libros hablan de otros libros, que es como si hablaran entre sí. Stephen King habla mucho sobre escritores, que es como si hablara de sí mismo y consigo mismo, y de los libros de esos escritores, que se entrelazan con los suyos. De esas historias imaginadas por autores imaginados, sólo conocemos ideas, temas, fragmentos. Y aquí están.
Antonio Burns Red Diseño |
Éste es tanto el título del relato de King como el de una historia escrita por Reg Thorpe, alrededor del cual gira la conversación en una cena, entre un joven escritor, su esposa, su agente literario, la esposa de éste y Henry Wilson, el viejo redactor de una revista que vivió una extraña amistad con Thorpe.
Reginald Thorpe era un genial escritor, también joven, que había publicado su primera novela, “Imágenes del submundo” con un éxito increíble. Su segunda historia, “La balada del proyectil flexible”, habla de la locura. Y Thorpe conocía la locura en carne propia.
Reginald Thorpe era un genial escritor, también joven, que había publicado su primera novela, “Imágenes del submundo” con un éxito increíble. Su segunda historia, “La balada del proyectil flexible”, habla de la locura. Y Thorpe conocía la locura en carne propia.
“Nunca había leído nada parecido con anterioridad —dice Henry—, ni ha llegado a mis manos nada igual desde entonces. Se podía comparar con algunos de los cuentos de Scott Fitzgerald… o con Gatsby. El protagonista enloquecía de una manera muy interesante. Te hacía sonreír durante toda la acción, pero había fragmentos en los que no te quedaba más remedio que reír abiertamente, a carcajadas. Por ejemplo, cuando el héroe le tira la mermelada por la cabeza a la chica. Ése es uno de los mejores pasajes, en mi opinión. Aunque eran carcajadas de doble filo. Te ríes y luego miras por encima del hombro a ver quién te ha oído. Las líneas de tensión opuestas en la composición, eran realmente muy interesantes. Cuanto más reías, más nervioso te ponías. Y cuanto más nervioso te ponías, más reías… hasta el punto en que el protagonista se va de la fiesta que dan en su honor y mata a su mujer y a su hija.”
Y eso es todo lo que hay. Es casi cruel, tirar la piedra y esconder la mano, comer el pan delante de los pobres. Probablemente sea la historia más imposible de recrear de las de los “escritores de King”, dada su teórica perfección. Además, en el mismo cuento de Stephen King es una historia perdida para siempre. Dado que Reg Thorpe acabó suicidándose, tal vez haya sido lo mejor. Pero eso no es compensación válida para los que nos quedamos con gusto a poco en la boca.
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