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jueves, 7 de febrero de 2019

Samuel D. Landry

ESCRITORES y LIBROS:
En “El Nombre de la Rosa”, de Umberto Eco, Adso de Melk dice que a veces los libros hablan de otros libros, que es como si hablaran entre sí. Stephen King habla mucho sobre escritores, que es como si hablara de sí mismo y consigo mismo, y de los libros de esos escritores, que se entrelazan con los suyos. De esas historias imaginadas por autores imaginados, sólo conocemos ideas, temas, fragmentos. Y aquí están.
Shane McCormack
Sam Landry pasa desapercibido entre los demás “escritores de King” porque es a la vez autor y protagonista de la única historia suya que conocemos: “El último caso de Umney”, publicada en el tercer libro de relatos de Stephen King, “Pesadillas y Alucinaciones” (1993). El Umney en cuestión es Clyde Umney, un detective privado de poca monta de finales de la década del '30, que descubre que su vida no es tan simple como pensaba.
Es imposible decir más sin contar la historia, cosa que no pienso hacer. Vale la pena leerla. El estilo es el de Raymond Chandler y Ross McDonald, pero el tema y el ritmo son de Stephen King.
Antes de “El último caso de Umney”, Landry escribió una serie de relatos protagonizados por Umney; el primero fue “Ciudad Escarlata”, en 1977, y el penúltimo “Como un ángel caído”, en 1993. Y entonces decidió que era hora del último caso. Y gracias a eso lo conocimos. 

El primer párrafo de ambos cuentos (el de King y el de Landry), dice:
Era una de esas mañanas tan perfectas de Los Ángeles en que uno siempre esperaba encontrarse el símbolo de marca registrada pegado en alguna parte. Los gases de los vehículos olían levemente a adelia, las adelias llevaban un leve perfume de gases de vehículo, y el cielo aparecía tan claro y limpio como la conciencia de un baptista de pura cepa. Peoría Smith, el vendedor de periódicos ciego, se hallaba en su lugar acostumbrado, en la esquina de Sunset y Laurel, y si aquello no significaba que Dios estaba en el cielo y todo iba sobre ruedas, entonces no sé qué otra cosa podría ser.
Sin embargo... el dios de Umney no estaba en el cielo, y todo no iba sobre ruedas. La última frase del cuento que escribe Landry es:
“Así pues, salí de la ciudad y por lo que respecta al lugar al que fui... Bien, señor, creo que eso es asunto mío, ¿no le parece?”

Pero no es la última frase del cuento de King, y tanto a Landry como a Umney les queda mucho por aprender, y no todo lo que aprendan será placentero.
Algo más antes de dejar a Samuel: no es un gran escritor, no es muy ético a la hora de reunir ideas y no es una persona generosa. Y su próxima historia quizás lo tendrá como protagonista y vendrá de la pluma de Umney.

Una última curiosidad: en “Pesadillas y Alucinaciones” se incluyen dos cuentos más de estilo similar, “El Quinto Fragmento” y “Mi Bonito Pony”. Sin embargo, más que con Samuel Landry, estas historias tienen una relación estrecha con George Stark, el álter ego de Thad Beaumont, y con Richard Bachman, el no tan difunto pseudónimo de Stephen King.

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