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jueves, 21 de febrero de 2019

Robert Jenkins

ESCRITORES y LIBROS:
En “El Nombre de la Rosa”, de Umberto Eco, Adso de Melk dice que a veces los libros hablan de otros libros, que es como si hablaran entre sí. Stephen King habla mucho sobre escritores, que es como si hablara de sí mismo y consigo mismo, y de los libros de esos escritores, que se entrelazan con los suyos. De esas historias imaginadas por autores imaginados, sólo conocemos ideas, temas, fragmentos. Y aquí están.
El libro “Cuatro después de la medianoche” (1990) reúne cuatro historias que Stephen King duda en catalogar como “cuentos largos” o “novelas cortas”. La primera de éstas es “Los langoloides”, una mezcla de terror, suspenso y ciencia ficción muy atractiva.
Uno de sus personajes principales es Robert Jenkins. Bob es un viejo escritor de novelas de misterio que dice de sí mismo: “la deducción es mi pan de cada día”. En verdad, son sus deducciones lógicas las que develan el misterio de los extraños acontecimientos en que se vieron envueltos algunos pasajeros del vuelo 29 de American Pride —Los Ángeles a Boston—. 
Siempre imaginé esta "Madonna col Bambino e Angeli",
de Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato,
como la ilustración de tapa de "La Madona Durmiente".
Esta versión King que combina a Sherlock Holmes con el anciano sabio de toda tribu que se precie de tal, ha escrito cuarenta novelas de misterio, y considera que acaso una docena de ellas fueron bastante buenas, incluso… lo cual es mucho, teniendo en cuenta lo que se vende como misterio hoy en día.  El único título que menciona es “La Madona Durmiente”, en parte porque el título tiene relación con el problema que atraviesa, pero tal vez también porque el Newgate Callendar la calificó como “una obra maestra de lógica”.
Durante el desarrollo de “Los langoloides”, Bob Jenkins da amplias muestras de su capacidad para crear rompecabezas lógicos fascinantes y verosímiles. Para los que leímos con placer obras del estilo de Sir Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, o la contemporánea P. D. James, no podemos dejar de imaginar que quizás “La Madona Durmiente” sea algo de tanta calidad como la célebre “El misterio del cuarto amarillo”. 

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